«Este libro está hecho del metal de la libertad». Se trata de la libertad de la persona jurídica, tal como había irrumpido en la «Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano» de 1789 con la «convulsión real e ideal de la realidad» que representa la Revolución francesa; de la libertad del sujeto moral como ley para sí mismo, tal como se expresa en las formulaciones del principio moral en Kant; y de la libertad del agente social que, con base en aquellos derechos, se mueve como le place, presuponiendo y generando un todo que tiene en el Estado su base, su sistema de mediaciones y su cima, en la que todos habrían de poder reconocerse como lo sabido y querido en común. Pero el sistema de Estados, sin ninguna instancia por encima de ellos y siempre al borde de la catástrofe, muy pronto se ve desbordado por un movimiento de lo económico que se mundializa, sembrando exclusiones y pasando sin ley por encima de los Estados; el derecho se contrae a pura forma incapaz de asegurar lo que promete; y el abismático sujeto moral que en el lugar de lo Absoluto habría de ser ley para sí mismo, amenaza con perderse en el aburrimiento, la desesperación y la destrucción, incapaz de darse un orden en que reconocerse. Filosofía antigua, Roma, cristianismo, filosofía moderna, ciencia del derecho y del Estado, romanticismo político, economía política clásica, ciencia histórica, ciencia social, Marx, marxismo, Teoría crítica, o también Tocqueville, Kierkegaard, Carl Schmitt, Keynes de la mano de Malthus, y otros muchos: todos ellos comparecen, se anuncian o se dejan barruntar en este libro, suministrando los elementos que la razón especulativa de Hegel convierte sistemáticamente en momentos de un todo que, con Hegel y contra Hegel, sigue siendo la mejor exposición de la estructura, grandeza, abismos, razón y sinrazón de la existencia libre revolucionaria moderna.
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